Dutilleux: ‘Métaboles’; Beethoven: Triple Concierto para violín, vio- loncello, piano y orquesta, en Do mayor, opus 56; Honegger Sinfonía N°3, ‘Litúrgica’. Por. Xavier inchausti (violín), José Araujo (violoncello), Marceh Balat (piano) y la Orquesta Sinfónica Nacional (dir.: Sylvain Ga- sangon). El viernes 23, en el CCK.

El comienzo fue como síempre. . La Sinfónica Nacional volvió a cuestionar duramente al Secretario de Cultura, Pablo Avelluto (“quien al cabo de una gestión de cuatro años nunca nos escuchó ni nos recibió”), cuyo desinterés total produjo que sus salarios sean los más bajos del país en comparación con organismos similares, la cancelación de giras y concursos, incertidumbre en la consecución de la programación y el paulatino vaciamiento del organismo. Protesta vana. Porque las máximas autoridades nacionales en materia de cultura, como sabemos, son y han sido sorprendentemente insensibles a estos reclamos de uno de sus máximos organismos artísticos, tal como si se tratara de una materia que les es ajena.
CONTEMPORANEAS ¿Puede entenderse que una pieza de 1946 y otra de 1965 pertenezcan a la creación contemporánea? Digamos que sí. Y en esta dirección, fue francamente auspicioso el concierto que la Orquesta Sinfónica Nacional ofreció el viernes en el ex Palacio de Correos, bajo la conducción de Sylvain Gasangon, porque incluyó dos trabajos franceses atrayentes, novedosos para nosotros por su ausencia en el medio local.
Le velada se inició con ‘Métaboles’, de Henri Dutilleux (1916-2013), obra atonal dividida en cinco partes, compuesta por encargo de George Szell y la Orquesta de Cleveland, que la estrenaron. “Fascinante”- para algunos colegas, interesantísima en sus combinaciones tonales, tímbricas y cromáticas (hay que escucharla con calma), su traducción, con sus asimilaciones y transformaciones sonoras en el marco de un orgánico de amplia riqueza, fue realmente de primera línea debido a su limpieza y ajuste.
Acto seguido, la agrupación exhibió llamativamente escasa pulcritud en el conocido Triple Concierto, que no se inscribe desde ya entre los mejores lograste Beethoven. Todos integrantes del Trío Ginastera, actuaron como solistas Xavier In- chausti, Marcelo Balat y José Araujo. Luego de un comienzo por cierto inseguro, el violinista adquirió mejor fluidez de arco y noble lirismo. Discípulo privilegiado de Pía Sebastianí, el pianista se distinguió debido a su estilo y delicadeza de toque, al tiempo que el cellista, figura principal para el autor de la Novena, se destacó por sus legati y osti- nati, y la dulzura de la cantilena.
SOLIDA LABOR En la segunda parte, la Sinfonía ‘Litúrgica’, de Arthur Honegger (1892-1955), creación en tres tiempos absolutamente original, de cabal complexión, mostró ímpetu arrebatador en el allegro marcato-dies ¡rae, de muy rica orquestación; una bellísima meditación religiosa no exenta de calor en el adagio-de profundis clamavi, y trazos suge- rentes, con un final de exquisita serenidad en el andante-dona nobis pacem.
La Nacional cumplió en esta porción una labor bien sólida, en la que destacaron los solistas de flauta, trompeta, corno, oboe y clarinete, al igual que las filas de fagots y trombones.
En el podio, el joven maestro de Metz, que ya nos había visita- ¿ do y dirigió sin batuta, lució alta musicalidad y firmeza, claridad K conceptual y convicción en el gesto > Calificación: Bueno Carlos Ernesto Ure

Gasangon lució alta musicalidad y firmeza.